CURRO CUMPLIMENTA SU VENGANZA… Y LOPE RENACE ENTRE LOS FOGONES || CRÓNICAS de LaPromesa series
El Palacio de los Luján, un torbellino de emociones y destinos entrelazados, nos regala semanas de tensión insoportable, seguidas de momentos catárticos que nos devuelven la fe en la justicia, aunque sea la ficticia. Esta semana, la audiencia de “La Promesa” ha sido testigo de dos giros argumentales monumentales que redefinen el panorama de la serie, devolviendo la esperanza a los corazones de sus seguidores más fieles. Dos regalos inesperados de los guionistas, dos respiraciones profundas tras meses de ahogo dramático. Hoy, desde las entrañas de esta crónica, desvelamos las claves que han desatado estas liberaciones y las incógnitas que aún flotan en el aire del grandioso palacio.
Durante incontables episodios, hemos suspirado al unísono ante la injusticia que apartó a Lope de su verdadera vocación. Su talento culinario, su pasión por los fogones, fue relegado a un rincón de la servidumbre, víctima de los caprichos y la soberbia de Cristóbal Vallesteros. Un exilio forzado, una degradación sin sentido que atentaba contra la lógica y el buen hacer del joven. Pero la rueda del destino, a menudo cruel, también puede girar en favor de los virtuosos. Hoy, la noticia que resuena con fuerza en los pasillos de La Promesa es la más anhelada: ¡Lope vuelve a ser cocinero! El mandil, el cucharón, el mismísimo “trono culinario” que jamás debió abandonar, vuelven a sus manos.
Este renacimiento no es obra de la casualidad. No ha sido un súbito despertar de la conciencia de algún responsable que ha decidido “mirar” de repente el talento del joven. Detrás de este retorno se esconde una trama maestra, un desenlace explosivo de la intriga tejida por Madame Cocot. La preocupación del Marqués y Doña Leocadia por las recetas que inundaban las publicaciones, su interés genuino en que el arte culinario floreciera en La Promesa, ha actuado como catalizador. Cristóbal, el mayordomo, se encontraba en una encrucijada, acorralado por el conocimiento de que las preciadas recetas eran, en realidad, la obra de Lope. La posibilidad de ser descubierto como un inútil, de ser tachado por mantener al genio culinario limpiando cuberterías mientras otros se llevaban el mérito, ha sido el factor decisivo. Como bien se ha dicho, tener a un chef de talla mundial relegado a tareas menores es una falta de entendimiento considerable.
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La conclusión es clara y contundente: Lope regresa por presión interna, impulsado por el caos desatado por Madame Cocot y la imperdonable afrenta que suponía tener a un talento de su calibre desperdiciándose. Y la esperanza es que esta vez, su retorno sea definitivo. Las escenas futuras que prometen reencontrarnos con las dinámicas entre Lope y las cocineras son una bocanada de aire fresco, un presagio de alegría y diversión que la serie tanto necesita.
Pero la semana nos tenía reservada otra joya, una liberación largamente esperada que ha hecho vibrar a todos los seguidores. El nombre de Curro, hasta ahora asociado a la fragilidad y la búsqueda de identidad, se erige como símbolo de venganza justa. El joven, impulsado por una fuerza interior que sorprende a propios y extraños, ha desatado su ira contra el Capitán Garrapata. En una secuencia de vértigo y pura adrenalina, Curro ha secuestrado a Lorenzo, lo ha atado, humillado y, lo más importante, lo ha enfrentado. Por primera vez, hemos vislumbrado el terror en los ojos del cruel Capitán, un miedo genuino y merecido. Curro le ha devuelto, con creces, todo el daño infligido a Eugenia, a Hannah, a sí mismo y, en definitiva, a la paz del entorno.
El historial de Lorenzo es un catálogo interminable de villanías, una historia que desborda cualquier narración. La escena presenciada ha sido brutal, intensa y, sobre todo, catártica. Una explosión de justicia poética que muchos anhelábamos. Sin embargo, la duda persiste: ¿llegó Curro a asesinar al Capitán Garrapata? La respuesta, por ahora, es un rotundo “no lo sabemos”. La escena culminó con Ángela huyendo entre lágrimas, dejando a Curro apuntando al Capitán, y la cámara cortó, dejándonos en vilo.

No obstante, existen pistas que arrojan luz sobre este misterio. Una imagen filtrada del Capitán Garrapata, posterior al supuesto secuestro, revela una herida en su mejilla. La visión de Lorenzo vivo, respirando y acompañado de la atormentada Ángela, sugiere que Curro lo ha marcado, pero no lo ha rematado. Esto responde a otra gran incógnita: ¿nos hemos librado ya del Capitán Garrapata? Aparentemente, no. Los guiones filtrados apuntan a que su boda con Ángela sigue en pie, confirmando su supervivencia. La foto es la prueba irrefutable de que Lorenzo sigue entre nosotros, humillado, pero vivo.
Esto nos lleva a una reflexión profunda y a una pregunta que resuena con fuerza: ¿Cómo lograrán los guionistas que Lorenzo y Curro convivan en el palacio como si nada hubiera ocurrido, después de tal enfrentamiento? La idea de que Lorenzo permanezca en La Promesa junto a su verdugo, actuando con normalidad, resulta cuanto menos extraña, casi inverosímil. Habrá que esperar para desentrañar esta compleja situación y ver cómo se resuelve esta tensa coexistencia.
A pesar de las incógnitas que aún rodean al Capitán Garrapata, esta semana ha sido un bálsamo para la audiencia de “La Promesa”. Hemos celebrado dos alegrías mayúsculas: el regreso triunfal de Lope a la cocina, un acontecimiento de gran calado, y la devastadora humillación del Capitán Garrapata a manos de Curro. Aunque la muerte no haya llegado para el villano, presenciar su sufrimiento, su impotencia y su profundo terror ha sido una recompensa en sí misma. Es cierto que alegrarse por el tormento ajeno puede parecer moralmente cuestionable, pero estamos ante una obra de ficción, y el Capitán Garrapata encarna la maldad personificada. Por ello, no es de extrañar que el público, y quien les escribe, sientan una profunda satisfacción al verlo pagar, aunque sea parcialmente, las deudas de su crueldad.

Mención especial merecen las interpretaciones de los actores, especialmente las de Curro y Lorenzo, quienes nos han regalado momentos de una intensidad conmovedora. La intervención de Ángela al final de la escena también ha generado debate. Hubiera sido un final digno para el Capitán Garrapata si ella hubiera ejecutado el tiro de gracia, liberando así a Curro de mancharse las manos y permitiéndole a Ángela, en un futuro, protegerse de las consecuencias ante su madre.
La crónica de esta semana concluye con una promesa: esta tarde, la cita es en el canal 2. No falten, porque se pasará lista. Hasta entonces, reciban un abrazo apretado de su gustavo.